El Viaducto Viejo
La Calle del Viaducto Viejo de Teruel alberga una de las construcciones más representativas de la ciudad: el Viaducto Viejo. Esta impresionante obra de ingeniería, inaugurada en 1929, fue diseñada por Carlos Castel y Fernando Hue, quienes se inspiraron en el majestuoso Acueducto de los Arcos para su creación. Su estructura se compone de cinco grandes arcos, con uno central de 39 metros de luz y una altura de 34 metros, lo que lo convierte en una joya arquitectónica que destaca en el paisaje urbano.
En su día, el Viaducto Viejo fue el segundo más grande de Europa, y su objetivo principal era impulsar la expansión urbanística de Teruel hacia el sur de la ciudad. Su construcción no solo respondió a una necesidad funcional, sino que también se convirtió en un referente del desarrollo y modernización de la Teruel de la época.
En el extremo izquierdo del viaducto se encuentra el Monumento a la Vaquilla, una escultura creada en 1985 por el reconocido artista turolense José Gonzalvo. Este monumento rinde homenaje a una de las fiestas más importantes de la ciudad, la Vaquilla del Ángel, y representa con maestría los elementos clave de esta tradición: el toro, el ángel y el vaquillero.
Hoy en día, el Viaducto Viejo se ha transformado en una zona de tránsito peatonal, con un suelo llano y embaldosado que permite un paseo cómodo y agradable. Protegido por barandillas metálicas con decoración heráldica a ambos lados, el viaducto ofrece una experiencia segura y atractiva para quienes lo recorren. Además, su iluminación nocturna le confiere un ambiente único, permitiendo disfrutar de la belleza de esta emblemática obra a cualquier hora del día.
Si visitas Teruel, no puedes dejar de recorrer este viaducto que combina historia, tradición y un legado arquitectónico que sigue vivo en el corazón de la ciudad.